El movimiento como medicina para cuidar tu hipertensión.
– Contextualización.
La hipertensión es un factor de riesgo relevante de accidente cerebrovascular, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca y muerte súbita.
La hipertensión se establece cuando la PAS (presión arterial sistólica) es mayor de 140 mmHg o la PAD (presión arterial diastólica) es mayor de 90 mmHg.
– Efectos del ejercicio físico en hipertensos.
El ejercicio físico tiene un efecto beneficioso sobre la PA (presión arterial) tanto en normotensos como en hipertensos.
Según varios estudios realizados, el efecto del entrenamiento físico en personas con hipertensión resulta en una disminución de la PAS = 7,4 mmHg y de la PAD = 5,8 mmHg.
– Mecanismos que podrían explicar los efectos del ejercicio físico.
Se ha sugerido que el efecto reductor de la PA atribuible al ejercicio físico es multifactorial; la disminución no se debe a una sola causa, sino que resulta de la combinación de varios factores.
Estos factores pueden incluir adaptaciones neurohormonales, vasculares y estructurales.
Entre estos factores podemos destacar:
- Mejora de la función endotelial (el revestimiento interno de los vasos sanguíneos).
- Disminución de la resistencia vascular periférica.
- Aumento de la sensibilidad a la insulina.
- Cambios hormonales.
- Pérdida de peso.
– Recomendación de ejercicio físico.
El ejercicio físico debe contener:
- Ejercicio aeróbico (caminar, correr,…) reduce la PAS y PAD al mejorar la salud cardiovascular y reducir la resistencia vascular.
- El entrenamiento de fuerza (pesas, ejercicios con el propio peso corporal,…), mejora el tono muscular, la sensibilidad a la insulina y la composición corporal, lo cual también contribuye a la disminución de la PA.
- Entrenamiento concurrente se refiere a un programa de ejercicio que combina entrenamiento aeróbico y entrenamiento de fuerza en una misma sesión.
– Contraindicaciones relativas a la práctica de ejercicio físico.
Las personas con PA superior a 180/185 no deben comenzar a realizar actividad física regular hasta que no se haya iniciado el tratamiento farmacológico pertinente.
También se recomienda ser cautos en el caso del entrenamiento de fuerza realizado a alta intensidad.
En definitiva, la práctica de ejercicio físico es muy recomendada en personas con hipertensión, pero es fundamental que esta práctica se adapte a las condiciones individuales de cada persona, considerando la intensidad, tipo de ejercicio y posibles contraindicaciones.
El entrenamiento debe ser progresivo, supervisado y acompañado de controles médicos.
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